Primero, su resistencia superior a temperaturas extremas, corrosión y sustancias químicas los hace ideales para una amplia variedad de entornos de trabajo. Son duraderos y pueden resistir el uso continuo sin degradarse. Además, son una opción más segura que los candados de metal, gracias a su diseño no conductor y el cilindro de llave única que evita la transmisión de electricidad. Esto es especialmente importante en entornos de trabajo donde el riesgo de choque eléctrico es alto.
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